Thursday, December 13, 2007

Adiós, derechos fundamentales

La historia de México es una de lucha por la libertad y los derechos contra la concepción del estado todopoderoso y rey. Los independentistas querían derechos que la corona española no concedía. Los dos imperios espurios del siglo XIX fueron derrotados por un ansia de libertad, legitimidad democrática y derechos para los mexicanos. Otro tanto se hizo en la revolución mexicana, cuando Porfirio Díaz y la política de "mátenlos en caliente" se habían eternizado. Y el movimiento social más destacado de la segunda mitad del siglo XX, el de 1968, fue también un reclamo de legalidad y derechos contra un estado que aspiraba al totalitarismo y que reivindicó que el derecho del gobierno mexicano a matar a sus ciudadanos es el único que se respeta. Tal demostraron después los sucesivos gobiernos priístas.

Hoy, Felipe Calderón Hinojosa, el hombre cuya única iniciativa cuando medró en el presupuesto como diputado fue cambiarle el nombre al país, ha consolidado el sueño de Fernando VII, de Iturbide, de los contrarreformistas, de Porfirio Díaz y de Gustavo Díaz Ordaz, al despojar, limpia e impunemente, a los ciudadanos del derecho a la protección de las leyes.

Siguiendo el ejemplo de su mentor, George Bush, Felipe Calderón ha tirqado al a basura las garantías individuales de los ciudadanos. Una ley aprobada por el PRI, el PAN y el sector desubicado, cada vez más fuerte, de un PRD que ya no se sabe bien qué es, han aprobado que cualquier agencia policiaca pueda allanar domicilios sin orden de cateo y encarcelar ciudadanos sin orden de aprehensión hasta por 40 días, si hay "presunción" de que son parte de la delincuencia organizada. Ya no hay que probar nada, ya no hay que investigar nada, ya no hay que justificar nada. Mañana, los soldados disfrazados de una u otra agencia policiaca pueden tirarle la puerta a usted, allanar su domicilio, robarse lo que quieran, meter a toda su familia en la cárcel sin que intervenga un juez y, en resumidas cuentas, utilizarlo a usted como súbdito o esclavo. ¿Y quién "presume" que usted es delincuente organizado? Pues "la policía", así, en abstracto, desde el jefe de la forestal hasta el mordelón de crucero, todos. ¿Y si la presunción es falsa? Ah, pues lo sueltan a usted y ya. Y si le robaron la casa, perdió el empleo, lo torturaron en la cárcel y lo golpearon los custodios, pues ya sabe: o tiene tres videos de alta resolución, desde ángulos distintos, con sonido original Dolby para probarlo ante el juez, o se aguanta.

Ahora, usted, si quiere consolarse, puede pensar que estas medidas sólo se aplicarán para luchar contra narcotraficantes, secuestradores y gobernadores preciosos coludidos con pederastas para coartar el derecho a la información, pero ateniéndonos a que la policía sigue siendo la organización criminal más poderosa e impune de México, quizá no deba confiarse mucho.

Hoy, usted tiene menos derechos que ayer, gracias a un gobernante que, según todo indica, ni siquiera ganó las elecciones. Como dijo hace poco un amigo: pobre México, cada vez lo quiero más, pero cada vez me gusta menos lo que hacen con él los delincuentes organizados, sobre todo los que además cobran del presupuesto nacional.

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