Con "el dolor guiándolos", que diría Georges Moustaki, los mexicanos (y los demás) han salido a la calle.
Lo que piden no es nada extremo, no piden la justa repartición de la riqueza, no piden el fin de la guerra, no piden, sigamos afrancesados "lo imposible" como pedía el Mayo francés hoy en proceso de reedición un tanto descafeinada.
Piden que no los criminalicen porque no cometen delito. Porque trabajan donde los beneficiarios de The Land of Opportunity ya no quieren trabajar. Porque levantan edificios y cosechas, porque sirven y lo hacen sonriendo, porque estudian si pueden, porque llegan a tiempo al trabajo y aprenden inglés a matacaballo para ser parte de ese sueño que se empesadilla con frecuencia.
Son los míos, pues, otra vez en lo suyo, que es tratar de ser a contracorriente de los líderes que los usan, de los gobernantes, de los racistas, de los sindicatos charros, de los políticos corruptísimos, de las fuerzas de una ultraderecha nacionalista que de verdad, de verdad se imagina que su país seguiría funcionando sin problema si ésos se regresaran para allá, al otro lado del Ríou Grandey que cruzan muy impunemente porque al fin se mueren pocos y quizá debieran morirse más a ver si se les quita...
Son los que están allá, aguantando a los miserables en inglés, porque los miserables en español los echaron de aquí, si no a patadas sí quitándoles la tortilla de la boca a sus hijos, sí diciéndoles que en el sorteo del nuevo México de la globalización neoliberal salinizada, zedillificada y foxerizada les ha tocado el maravilloso papel de marginados, muertos de hambre, mano de obra "de reserva" para que no se pongan muy retobados los que tienen chamba, que allá afuera nomás, pasando la puerta, en la calle, hay mil o dos mil pelaos que están dispuestos a hacer tu chamba y por menos lana, así que ni le muevas...
Y todo para descubrir que allá les toca el mismo papel, o uno peor, porque para pertenecer se les exige que dejen de ser lo que son, que se conviertan en otros...
El agente de la migra, o de la Border Patrol más marrano, más chueco, más golpeador y más arrogante que conocí en Estados Unidos tenía apellido en español, que es decir mexicano. Si le hablabas en español, se hacía el que la virgen le hablaba. I don't speak Spanish decía frunciendo el labio superior para que se viera que el asunto lo asqueaba. Entonces nos dábamos vuelo hablando del migra jijoesumadre ése y de los pinches mexicanos que creían que les cambiaba la cultura y lo que mamaron en el pueblo nomás por traer charola de tira gringo... y el agente se ponía rojo y nos miraba con ojos de no los mato porque traen pasaporte, cabrones... Era como Salinas, Zedillo, Fox, la Güera Rodríguez y todos los caciques que usted conoce picados y revueltos en un pico de gallo letal...
Ése era el que más duro perseguía a los pinches mexicanos que se querían colar a hacerle al paracaidista en el American Dream. Me recordó a más de un judicial torturador, a más de un custodio de cárcel sádico y sociópata.
Contra ése, también, van los míos a la calle. Vayan todos, don't stay at home el 10 de abril, raza, go out and say it...
Desde acá, donde me tocó estar, hasta allá, donde les tocó estar, y siendo de todos modos los mismos, abrazo y la voz que se pueda dar.
April 10: make them listen, chingao!
... sigue mirando a México y preguntándose, con el Negrito Poeta, José Vasconcelos: ¡Qué importa que el bronce gima / al son de la campanada, / si una lengua desatada / hasta a las piedras lastima!
Sunday, March 26, 2006
Saturday, March 04, 2006
Día de la familia
Apasionante la lógica que hay detrás del "Día de la familia" instaurado por Vicente Fox, al parecer con objeto de que no se diga que no hizo nada en su sexenio desastroso. Es decir, pueden celebrarla todos los mexicanos que pertenenzcan a una familia, lo cual la hace tremendamente incluyente. No como el día de la madre o el día del niño. Porque, dígame usted, ¿a cuántos mexicanos conoce que hayan nacido en maceta, o que sean producto de la santísima concepción o que se hayan materializado de la nada?
Claro que hay de familias a familias.
No es lo mismo la familia de Martita, que cuenta con todas las defensas posibles, incluyendo, en la portería, al propio presidente Fox que, digamos, las familias de las mujeres masacradas en Ciudad Juárez, a las que sólo defienden unos desharrapados y unos opositores sospechosos de sospechosismo.
No es lo mismo la familia del muchacho al que la migra devolvió a México con un tiro en la espalda (¿vio cómo no se volvió a hablar de la investigación, ni del asesino, ni nada?) o la familia de los mineros chihuahuenses que la Familia Ultraderechista Globalizada (FUG), a la que pertenece el PAN y que puede pagarle el viaje al primo tonto de España, Josemari Aznar, cuyo historial de atrocidades es tal que Zedillo le tiene envidia, para que se presente a violar las leyes mexicanas con la misma sonrisa con la que metió a España a una guerra idiota contra la opinión del 91% de los españoles. Esa familia entiende que la democracia es buena como coartada, pero no hay que tomársela muy en serio.
No es lo mismo ser parte de una familia tzeltal o tzotzil de la selva chiapaneca que ser miembro de la Gran Familia Revolucionaria del PRI, que sigue gozando de impunidad en México en virtud del pacto Zedillo-Fox.
Si su familia vive en Neza York, la visión de la vida (y de la familia) que usted tenga será muy distinta de la visión que tienen aquellas familias cuyas fortunas viven en Nueva York.
Cuando Vicente Fox (sólo quedan 272 días) habla de "los valores de la familia", habla sólo de lo que las corrientes más lamentables, cavernarias e inquisitoriales de la iglesia católica creen que deberían ser tales valores, y siempre entendiendo que hay excepciones (la familia de Martita, la familia revolucionaria, la Familia de la Ultraderecha Globalizada) en las que consideraciones de orden suprema permiten que tales valores no sean otros que el asesinato de personas de color raro, la explitación, el robo, la usura, la corrupción y la irresponsabilidad política cotidiana durante cinco años y pico (sólo quedan 272 días).
¿Qué familias celebrarán y cómo este señalado día, nacido de la profunda sabiduría y de la más profunda y ancha manga del presidente ausente? ¿Qué tal las familias de narcos, que campean por el país sin que nadie pueda o quiera ponerles límites? ¿Y la familia Azcárraga? ¿Y la familia del gober precioso?
Así es, distintas familias tienen distintos valores. Pero ya que todos vamos a celebrar este domingo (algunos sólo celebraremos que sólo quedan 272 días de este despropósito presidencial) sería oportuno preguntarle a Vicente Fox Quesada si en su familia aprendió los valores de la complicidad con las tepocatas y víboras prietas, la exaltación del analfabetismo y el encubrimiento de semiparientes sospechosos, o si eso lo hizo él solo.
Quedan 272 días. Serán largos.
Claro que hay de familias a familias.
No es lo mismo la familia de Martita, que cuenta con todas las defensas posibles, incluyendo, en la portería, al propio presidente Fox que, digamos, las familias de las mujeres masacradas en Ciudad Juárez, a las que sólo defienden unos desharrapados y unos opositores sospechosos de sospechosismo.
No es lo mismo la familia del muchacho al que la migra devolvió a México con un tiro en la espalda (¿vio cómo no se volvió a hablar de la investigación, ni del asesino, ni nada?) o la familia de los mineros chihuahuenses que la Familia Ultraderechista Globalizada (FUG), a la que pertenece el PAN y que puede pagarle el viaje al primo tonto de España, Josemari Aznar, cuyo historial de atrocidades es tal que Zedillo le tiene envidia, para que se presente a violar las leyes mexicanas con la misma sonrisa con la que metió a España a una guerra idiota contra la opinión del 91% de los españoles. Esa familia entiende que la democracia es buena como coartada, pero no hay que tomársela muy en serio.
No es lo mismo ser parte de una familia tzeltal o tzotzil de la selva chiapaneca que ser miembro de la Gran Familia Revolucionaria del PRI, que sigue gozando de impunidad en México en virtud del pacto Zedillo-Fox.
Si su familia vive en Neza York, la visión de la vida (y de la familia) que usted tenga será muy distinta de la visión que tienen aquellas familias cuyas fortunas viven en Nueva York.
Cuando Vicente Fox (sólo quedan 272 días) habla de "los valores de la familia", habla sólo de lo que las corrientes más lamentables, cavernarias e inquisitoriales de la iglesia católica creen que deberían ser tales valores, y siempre entendiendo que hay excepciones (la familia de Martita, la familia revolucionaria, la Familia de la Ultraderecha Globalizada) en las que consideraciones de orden suprema permiten que tales valores no sean otros que el asesinato de personas de color raro, la explitación, el robo, la usura, la corrupción y la irresponsabilidad política cotidiana durante cinco años y pico (sólo quedan 272 días).
¿Qué familias celebrarán y cómo este señalado día, nacido de la profunda sabiduría y de la más profunda y ancha manga del presidente ausente? ¿Qué tal las familias de narcos, que campean por el país sin que nadie pueda o quiera ponerles límites? ¿Y la familia Azcárraga? ¿Y la familia del gober precioso?
Así es, distintas familias tienen distintos valores. Pero ya que todos vamos a celebrar este domingo (algunos sólo celebraremos que sólo quedan 272 días de este despropósito presidencial) sería oportuno preguntarle a Vicente Fox Quesada si en su familia aprendió los valores de la complicidad con las tepocatas y víboras prietas, la exaltación del analfabetismo y el encubrimiento de semiparientes sospechosos, o si eso lo hizo él solo.
Quedan 272 días. Serán largos.
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